A propósito del 27S,

 

Concesiones ideológicas que han ido obteniendo los nacionalistas:

 

1) En todos los medios impresos y audiovisuales se ha impuesto el uso de los topónimos de cada paleolengua ibérica: Girona, Lleida, Ourense... ¿Acaso los presentadores de TV3 usan "London", "New York", "Firenze" al dar las noticias?

 

2) En todos los mítines de los NO nacionalistas celebrados en Cataluña se alternan el catalán y el castellano. Prácticamente nadie usa solo este último. Es como estar pidiendo perdón continuamente por usar la lengua común de todos los españoles. Es como el impuesto mínimo a pagar por hacer declaraciones contra los nacionalistas.

 

3) En todos los actos de los NO nacionalistas se ven banderas del terruño (senyera) alternando con las nacionales. No hay huevos para apostar únicamente por la bandera española.

 

4) Cada declaración de que uno se siente español se acompaña, para "equilibrarla", de la afirmación de que uno se considera también profundamente catalán.

 

5) El caso anterior raya la humillación cuando se llega a soltar cursiladas como lo de "amo a Cataluña" o, el no va más, "me gustaría catalanizar España" (el tonto de Margallo frente a Junqueras en el debate televisado).

 

6) Para justificar la enseñanza en castellano se mete por medio el inglés, se propone el trilingüismo como "prueba" de que no se quiere eliminar el catalán sino enriquecer al máximo el arsenal idiomático de los chavales. ¿Por qué no se atreven a sugerir que se obligue a los padres a elegir entre castellano/inglés o catalán/inglés? Incluso conservando como tercera opción la actual inmersión para los progenitores más cretinos que deseen convertir a sus hijos en paletos rematados.

 

Que todo esto ocurriese en las filas del PSC no era de extrañar. Pero que esté sucediendo también en las filas de Ciudadanos y del PP es algo que debería hacernos reflexionar. Todo esto huele mucho a síndrome de Estocolmo.

 

Así pues, la responsabilidad por haber llegado a esta situación insurreccional (27S) no es solo de los descerebrados nacionalistas, no es solo de una "mayoría silenciosa" claramente cobarde, es también muy probablemente (estudiosos habrá que cuantifiquen algún día este fenómeno) de todos aquellos que aun definiéndose en contra el delirio secesionista llevan décadas haciendo concesiones innecesarias guiados por el convencimiento de que así tendrían más probabilidades de hacer cambiar de opinión a una proporción significativa de los secesionistas. Y es todo lo contrario: se envalentonan. Lo ha dicho Arrimadas sin reparar en que ellos, Ciudadanos, están cayendo en lo mismo. Y téngase en cuenta que ni siquiera incluyo aquí a los pestilentes partidarios de terceras vías y equidistancias varias, a cuál más etérea, desde González/Iceta hasta Duran i Lleida.

 

Pues no, señores, no. Somos muchos los que viviendo en Cataluña ni la amamos, ni nos sentimos catalanes, ni nos gusta ver senyeras -aunque tengan al lado la rojigualda-, ni queremos complicados trilingüismos para nuestros hijos, ni creemos, en fin, que la diversidad sea por sí misma una riqueza.

 

 

 

                                                                                      En Barcelona, a 24 de septiembre de 2015

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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