- 3D contra la crisis:
decrecimiento, deflación, desparasitación - Buenos ellos, feas ellas,
tontos todos - El cociente
intelectual de los pueblos como principal determinante de
los resultados del Informe PISA -
Bonos de piedra
(Greece – Let them eat rocks) - España como exceso -
El buenismo tenía un precio (dónde recortar gastos) - Gráficos que
valen más que mil palabras - Contribución
a la estimación del coste REAL del fascismo lingüístico en España - DEL.ICIO.US
conexo Razas:
- Un año después (2005) : (Descarada manipulación de
las cifras sobre la violencia de género) - Varios años después (2009): siguen
confundiendo interesadamente las fluctuaciones estadísticas y la eficacia de
sus leyes. - Actualización 2010(htm) :
¡No escarmientan! 4 - Europa necesita a los inmigrantes para sobrevivir (... para que a los europeos les retrasen la edad de
jubilación al tener que mantener a tanto parado!) - Véase también
¡Que repriman ellos!
- Véase también Relación paro-inmigración
en diversos países 5 - ¡Que gane el mejor! 6 - El mito del libre albedrío - Políticas - Lógicas - Biofalacias [pdf] - Metabolismo social de la
incertidumbre
- El pensamiento memo de la izquierda
y parte de la derecha ( “El
algoritmo progresista” [pdf]) - Algunas ideas para resistir la
presión de un entorno social crecientemente hostil (“Ética
práctica contra una sociedad desquiciada”
[pdf]) - Nazionalismos: Simetría y pasividad (a raíz del Manifiesto por la lengua común) Artículo de Félix
Ovejero. Resto arqueológico: Contra los nazionalismos - Otros delirios: Engendros de la falacia naturalista (ser/estar
como fundamento de derechos) La aberrante Ley de Memoria Histórica Regla empírica ante el
dilema nuclear (a propósito de Garoña) La
gran tragedia de la disminución de las ventas de coches Instrumentalización
del elector / consumidor - Diseño y delito: Manifiesto contra el diseño inhumano Contraejemplo de buen diseño natural: Manifiesto
de la Sociedad de Admiradores de las Nubes -
Laboratorio de ideas (la verdad, bastante abandonado) Memología practica -
(propuesta de automatización de la búsqueda de relaciones entre memes -
memética) Ideotrón – (borrador muy preliminar del proyecto) Previsión resultados electorales
del 9 de marzo en españa (ecuación fallida: falseada por los resultados
reales. Ahora bien, véase también aquí una posible interpretación de esos
resultados) Relacionador
de variables en Excel (varias decenas de variables micro y
macroeconómicas correspondientes a 20 países industrializados, así como
diversas transformaciones simples (ln, inversas, sqr) y complejas de esas
variables, comparadas para descubrir relaciones insospechadas… algunas
sorpresas, que espero que alguien se dedique a analizar con más detenimiento) Deli-linker (para
refenciar tus textos con las palabras clave asociadas a los favoritos de
Delicious) |
TEORÍA DE LA CLASE ANSIOSA En este contexto de crisis financiera y de
la deuda soberana, resulta sorprendente que, con independencia de las medidas
propugnadas para salir de ella, exista un consenso general en torno a la
necesidad de retomar cuanto antes la senda del crecimiento. El único
obstáculo que se ha interpuesto en el camino ha sido el enorme déficit
acumulado por gran parte de los países europeos. Sólo la saña con que los
“especuladores” están castigando a las economías del sur de Europa ha
conseguido que el punto de mira se apartara del crecimiento para centrarse en
la reducción del déficit, aun a costa de sacrificar el PIB. Pero
¿en qué ha consistido el crecimiento de los últimos años? Conviene tenerlo
claro, para ver si tiene sentido volver a crecer del mismo modo. El concepto
de crecimiento económico entendido como PIB es indisociable del concepto de
velocidad. A primera vista no estoy
diciendo nada nuevo, porque el lector interpretará que me estoy refiriendo a
la velocidad con que se mueve el dinero. Obviamente, cuantas más
transacciones monetarias haya en la sociedad, cuanto más rápidamente pasen
los billetes de una mano a otra –ceteris paribus, esto es, para un mismo
porcentaje de economía sumergida- más crecerá el PIB. Pero no, lo que me
interesa resaltar aquí es la velocidad física de las personas, como condición
previa de esa mayor velocidad del dinero. La
confluencia de unos medios de transporte cada vez más rápidos y baratos y de
la infinita capacidad del ciudadano para aburrirse, y por ende para buscar
cualquier excusa para desplazarse físicamente, es sin duda un factor clave
para entender la peculiar naturaleza de la crisis en algunos países. Desde
hace ya muchos años, de resultas del aumento de la esperanza de vida y de las
distintas formas de prejubilación, estamos asistiendo a un aumento
espectacular de la masa de jubilados, muchos de ellos con suficiente poder
adquisitivo para matar el exceso de tiempo libre yendo de aquí para allá,
mientras por el otro extremo de la pirámide demográfica una población joven
precarizada sin dinero suficiente para tener hijos sabe que le quedan al
menos cuatro duros para dar rienda suelta a su testosterona desplazándose en
avión miles de kilómetros a precios irrisorios, a veces para un simple fin de
semana de borrachera. La generación intermedia, la población activa de
mediana edad, más o menos acomodada, se ha ido comprando segundas residencias
que les funcionan de maravilla como pretexto para coger el coche los fines de
semana a la espera del partido del domingo. Viajar
es la mejor manera de complicarse la vida, porque es un compendio de varios
remedios rudimentarios contra el aburrimiento: 1) te permite matar un montón
de horas, si no días, navegando por la web para comparar precios de avión y
de hotel, para localizar los museos que habrá que visitar, los restaurantes
más originales de la ciudad, etc. 2) iniciado el viaje, estás haciendo algo
que de repente da sentido a tu vida, 3) ese algo es visible para los demás,
en forma de fotos y videos, para satisfacción del exhibicionismo propio de
todos aquellos que aspiran a divertirse mucho, 4) por si todo eso fuera poco,
viajar en grupo, como suelen viajar los españoles, permite empantanarse en
continuas discusiones sobre las decisiones que hay que tomar un minuto sí y
otro también, y 5) por último, incluso esas pequeñas fricciones serán luego
explotadas periódicamente con nostalgia a lo largo de la vida como una experiencia
altamente didáctica. Eso
por lo que respecta al viajero. Todo ventajas, ya vemos. Pero la sociedad –la
Economía- también sale ganando, pues todo eso supone estimular los sectores
de la hostelería, el automóvil, el transporte aéreo, etc. El movimiento
físico de los turistas y los desplazamientos findesemaneros masivos del
personal autóctono han sido dos de los pilares básicos del crecimiento, sobre
todo en países mentalmente subdesarrollados como España. El mejor botón de
muestra de la obsesión de los dirigentes de este país para imprimir
aceleración a sus ciudadanos es la hipertrofia de la red de trenes de alta
velocidad. Según una noticia aparecida en “El País” el pasado 20 de
mayo, “nuestra red de AV soportará durante 2010 menos del 20% de pasajeros de
los servidos por la red francesa; aunque, eso sí, la nuestra será más larga
en solo unos meses.” Sí, nosotros la tenemos más larga. Mientras tanto se
siguen suprimiendo trenes convencionales de gran utilidad social y se sigue
privilegiando el transporte de mercancías por carretera: mejor tener a varios
conductores jugándose su vida y la de otros en el asfalto que a uno solo
conduciendo un tren de mercancías. Más movimiento, más gasto de energía, más
ruido, más follón... ¡Más crecimiento!
Gracias a eso, entre otras cosas, España ostenta también el honor de
ser el país europeo con más atropellos de peatones. Por no hablar ahora del
medio centenar de aeropuertos con que cuenta el país, muchos de ellos
deficitarios. No,
no es bueno que el hombre esté quieto. A los gobernantes no les gusta que
estemos sin hacer nada. Y no hacer nada teniendo dinero para hacerlo es pura
provocación, aunque no es eso lo habitual. Los parados tienen cierta
disculpa, pero sólo cierta, a juzgar por la evolución que ha seguido el
discurso de los políticos respecto a su papel en la recuperación
económica. Recordemos que al principio
nuestros malgobernantes nos aseguraban que su mayor preocupación era que los
desempleados no pudieran apenas consumir, viniendo a sugerir así que, si bien
les interesaba sobre todo el consumo como estímulo económico, mecánicamente
ese estímulo sólo se produciría como subproducto de la satisfacción de la
posibilidad de consumir, y en ese orden cronológico había margen para
entrever quizá una relación de supeditación del crecimiento a los intereses
de los parados. Ahora
bien, de un tiempo a esta parte, a medida que parecía aliviarse a base de
trucos contables la zozobra de los bancos y se hacía más apremiante la
necesidad de recuperar los 100 000 millones de euros malgastados por ZP +
Salgadín en sólo dos años, hemos podido observar una deriva de ese
planteamiento hacia otra perspectiva, cómo decirlo, bastante más
despiadada. Ahora se trata de fiar el
aumento de los ingresos que necesita el Estado a la recuperación del empleo.
Esto es, en lugar de tener narices para aumentar más el IVA o algunos impuestos
especiales, o para ir a buscar el dinero directamente en el bolsillo de
determinados contribuyentes que se están yendo de rositas, se espera
pasivamente a que los mismos afectados empiecen de una vez a trabajar para
aprovechar y sisarles parte del dinero que cobren. Una vez más, en definitiva, no se confía en
usar sosegada y racionalmente los recursos ya existentes –lo estático no
mola, tío- sino en que se produzca algún suceso milagroso que imprima
velocidad a los parados, algo así como una patada en el culo propinada por
ese Dios misericordioso ante el que suponemos que ZP llora cada noche para
implorarle que haga algo de una maldita vez. La
perversidad de la lógica inherente a ese razonamiento económico queda clara
estableciendo una simple analogía con una situación en la que un niño anémico
y malnutrido se viera consolado por su padre en los siguientes términos:
“Hijo mío, qué le vamos a hacer, tenemos que esperar a que alguien te dé
trabajo y, aunque te cueste al principio, puedas ganar unos dinerillos que
yo, pobre de mí, no puedo sacar de ninguna parte. Con ese dinero te
compraremos los filetes y las vitaminas que necesitas para ponerte bueno,
para ponerte fuerte, y así podrás trabajar más, y me seguirás pasando una
parte del dinero que ganes para que yo pueda cuidarte mejor. Cariño mío,
¡cómo te quiero!”. Ah,
se me olvidaba: la nueva clase ociosa es la clase política, con las
chupópterocracias autonómicas a la cabeza, y la clase ansiosa somos todos. |
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